lunes, 9 de agosto de 2010

Chávez desenmascarado

El baile de los hipócritas
Eduardo Mackenzie
Martes, 27 de julio de 2010

La credibilidad de Hugo Chávez está por los suelos. Ninguna cancillería europea cree ya en su palabra. La verdad no está del lado de Chávez.

La credibilidad de Hugo Chávez está por los suelos. Ninguna cancillería europea cree ya en su palabra. En el continente americano ese escepticismo es incluso anterior.

Los únicos que le creen a Chávez son aquellos que, por razones ideológicas, están con él hasta la derrota final de la llamada revolución bolivariana. La verdad no está del lado de Chávez pues sus alegaciones sobre el estado de las libertades, de la economía y de la seguridad en su país son un insulto para la gente informada y menos informada. El 25 de julio pasado, Thor Halvorssen, presidente de Human Rights Foundation, escribió esto en el Washington Post: “Por su personalización del poder, sus ataques a la propiedad privada, su persecución a los disidentes y la destrucción de la separación de poderes, Chávez no encarna el legado de Bolívar. El representa su antítesis.”

La respuesta que Chávez acaba de dar a las acusaciones del Estado colombiano, sobre los campamentos de las Farc en Venezuela, consolidó ese enorme recelo. Chávez dijo que no hay jefes de las Farc en Venezuela. El embajador Luis Alfonso Hoyos dio, sin embargo, las coordenadas exactas de los campamentos terroristas, entre otras pruebas. Una respuesta hábil de Caracas hubiera podido ser: según nuestros informes en esos puntos no hay gente armada sino esta bella arboleda, o este vergel florido. Pero Chávez no hizo eso. No podía hacerlo. Negó sin proponer otra cosa. Mintió y amenazó como nunca, a Washington y a Bogotá, pues el presidente Álvaro Uribe lo había cogido, una vez más, por sorpresa.

El pobre ministro Roy Chaderton fue el que quedó peor. Tras haber negado en la OEA que alias “Pablo”, un jefe del ELN, había sido fotografiado en una playa venezolana, descubrió que circulaba ya la réplica a eso: alguien mostró una foto de Google Earth del mismo lugar: la playa, la ladera, el edificio y el espigón enterrado. Y precisó: esa playa está en el litoral central, Estado de Vargas. Así mienten los jefes de la revolución chavista, cuando son cogidos con las manos en la masa.

Dentro de unos meses, Chávez inventará alguna cosa, cuando los caseríos fotografiados y filmados hayan sido suprimidos. Aún así, la mentira mostrará su fea nariz: una verificación minuciosa de esos lugares encontrará vestigios de esos reductos.

Chávez intenta salir del callejón como siempre lo hizo: rompiendo las relaciones con Colombia. Estas ya habían sido "congeladas" por él en noviembre de 2007 cuando el presidente Uribe lo retiró como “mediador” antes las Farc, y las volvió a “congelar” en julio de 2009 cuando Bogotá denunció el hallazgo de armas de procedencia venezolana en manos de la guerrilla.

Hugo Chávez trata de ahogar el escándalo en un mar de amenazas y discursos incoherentes, y moviliza a sus amigos. Néstor Kirchner se ha ofrecido para “tratar el tema de la crisis” con el presidente electo Juan Manuel Santos. Lula y Rafael Correa también quieren “mediar”. Los activistas de Unasur se agitan y proponen sus servicios. Evo Morales, repite el refrán: que Santos revierta la “lamentable situación” creada, según él, por la “provocación innecesaria” de Uribe. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, los gobiernos de España y Rusia enviaron mensajes para pedir diálogo con el fin de “evitar una escalada” de la tensión.

En otras palabras, los que dejaron solo al pueblo venezolano todos estos años de pesadilla, los que miraron hacia otro lado cuando Chávez le abría las puertas a las Farc, cuando destruía las libertades y la economía, minaba la libertad de prensa, encarcelaba a los opositores, instalaba la policía política cubana y sus verdugos en cada cuartel y en cada barrio venezolano, toda esa gente, indolente y cínica, quiere jugar ahora la nueva farsa: ser árbitros del “conflicto” y buscar una “salida”.

Todos preconizan un enésimo “diálogo constructivo” entre Caracas y Bogotá para ver como sacan del aprieto y refuerzan, en realidad, la empresa de depredación comunista de Venezuela y del continente. Todos creen que abrir una zanja entre Uribe y Santos, para dividir a los colombianos, es urgente y posible.

La solución a la crisis es, aparentemente, fácil: ¿si no hay gente de las Farc en Venezuela por qué Caracas no acepta que una comisión internacional verifique eso? Seamos serios: mientras Caracas no expulse de su territorio a las Farc y al ELN el problema se agravará. Pero los “neutrales” amigos de Chávez que ofrecen sus buenos servicios no moverán un dedo en esa dirección. ¿Por qué lo harían si saben que las Farc y el ELN son dos eslabones importantes de la estrategia de conquista del continente bajo la batuta del Foro de Sao Paulo? Lamentable sería que Bogotá cayera en el delirio de creer que esos “mediadores” ayudarán gratuitamente a Colombia y que los desafíos son a corto plazo.

eduardo.mackenzie@wanadoo.fr
tomado de www.analitica.com

Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio